Rosa María Ripoll
Rosa María Ripoll
Soy Rosa María Ripoll, vivo en Barcelona, tengo 56 años. Estoy casada y tengo dos hijos, una niña y un niño. Esta enfermedad que tengo viene hereditaria de mis padres. Y tengo dos hermanas que también la tienen. En 2015 empecé con psoriasis cutánea. Y en 2017 me pasaron a reumatología en el Hospital del Mar de Barcelona porque empecé con artritis psoriásica. Y se dieron cuenta también de que tenía artrosis, y ahora últimamente tengo también fibromialgia.
Me limita en mi trabajo. Ahora mismo llevo 18 meses de baja. Soy coordinadora de tiempo libre en un colegio y no puedo ejercer mi trabajo porque cojo pesos, asó como algún niño pequeño y, en la hora del comedor, tengo que coger bandejas que también pesan. Tengo algunas limitaciones.
Esta enfermedad también ha limitado mi vida en general. Si salgo a pasear, tiene que ser en plano, no puedo subir montañas porque tengo la artrosis en las rodillas y me molesta mucho.
Mi vida ha cambiado. Pero empecé a ir a Oafi y me han ayudado muchísimo. El doctor Vergés me recetó un medicamento antirreumático con el que he notado bastante mejoría. Y anímicamente también me han ayudado mucho.
Llevo trabajando desde los 13 años, siempre me lo he hecho todo yo, nunca he necesitado a nadie y ahora me veo que necesito a mi marido y a mis hijos porque veo que no puedo hacer algunas cosas. Ya ni pienso en subirme a una escalera, porque me falla enseguida una pierna. Hay días que estoy mejor y días que estoy peor, pero siempre tengo algo.
Además de la artritis psoriásica tengo la artrosis y ahora me ha salido fibromialgia y lo estoy pasando mal, sí.
Afronté muy mal el diagnóstico. No sabía cómo podría irme la vida a partir de ahí porque estaba acostumbrada a hacerlo yo todo, con una vida muy activa, donde se incluía el deporte. Me dí cuenta que habría cosas que no podría hacer. Los médicos me explicaron cómo sería la evolución de la enfermedad y lo llevé muy mal al principio.
Gracias a la Fundación OAFI, con María Teresa, que sabe escuchar y ayudarte, me sentí muy apoyada. Me puse peor un poco antes de la pandemia y en la pandemia empeoré aún más. No me podía mover y la enfermedad se agudizó. Cogí una depresión muy fuerte. Ahora solo me tomo una pastilla, e intento no tomarla siempre, pero me cogió mucha ansiedad porque veo que durante el día no puedo.
Ahora llevo una medicación biológica del Hospital del Mar para la artritis psoriásica. No está en la farmacia, sino que me la dan en el mismo hospital cada mes.
Lo voy llevando lo mejor que puedo. En esta época con el frío y el tiempo cambiante lo noto mucho, es cuando me encuentro peor, pero hago por llevarlo día a día. Pero no voy a mentir, tengo días de todo. Tengo la esperanza de que, ya que encontré al doctor Vergés y la medicación que me está yendo bien, saquen algo algún día para que tengamos un nivel de vida mejor.
Con la medicación me noto que voy mejor, que no me duelen tanto las articulaciones. Antes no podía ni moverme, como si estuvieran agarrotadas. Pero a los tres meses de tomar el tratamiento tenía dolor, pero no tan intenso como antes. Lo llevo de otra manera. No me lo ha quitado, pero sí ha mejorado mucho. Eso me ha hecho tener esa esperanza de que puedan sacar algo más algún día.
Todo esto me viene de herencia de mi padre. Mis hermanas también lo tienen, la mayor está operada de las dos caderas, tiene prótesis en las dos y yo no quería llegar a ese extremo. Y el doctor Vergés me dijo que había llegado a tiempo. Me animó y sí que he visto mucha mejoría con lo que me están dando en el Hospital del Mar y con lo que me ayudan en la Funfación.
Me aferro a la esperanza de que saquen algo que nos ayude a todos también, porque esto puede ser hereditario, sobre todo por mi hija, para que no tenga los mismos problemas que yo.
Conocí a María Teresa de la Fundación OAFI en grupos de Facebook sobre artritis. Con gente que opina o te dicen cosas. Llevaba dos años o así hablando con ella, pero no personalmente. Sabía que existía la Fundación, y un día hablando me preguntó cómo estaba y yo le dije que como todos, pero de lo mío estaba muy mal, entonces me dijo que, en el momento en el que pudiéramos salir, me daría hora para el doctor Vergés. Fui a la primera visita y ahora soy socia, fui al Congreso que se hizo en Barcelona, hablé, también en la emisora de radio. Hago por ayudar, no solo por los demás, sino también por mí misma. Eso me hace estar más ocupada y tener un poco más de ilusión.
Ahora estoy esperando que me llame el tribunal médico. En el último historial ya me han dicho que no podré ejercer mi trabajo. Y la espera del tribunal se hace muy larga. Y lo que hago es buscarme cosas para entretenerme. Soy persona que salía por la mañana y no llegaba hasta por la tarde, se me pasaba la semana volando y ahora los días se me hacen eternos. Eso es lo que peor llevo.
Cuando empecé a estar mal, lo llevaba bien practicando meditación. Eso me ayudó muchísimo. Mi hija luego se puso conmigo y eso también me ayudó mucho. Me hacía compañía, sobre todo al principio, cuando estábamos en pandemia y no podíamos salir a pasear.
Cuando empezamos a salir, además de la meditación, me iba a andar cada día. Eso ya lo he cogido como costumbre. Entre 10.000 y 15.000 pasos cada día.
Fui a una nutricionista porque después de tres meses sin moverme, engordé, ya que soy una persona acostumbrada a moverse mucho. Y he vuelto a ser más o menos yo. Porque me notaba hinchada y eso me iba mal para mi estado de ánimo, porque me dejaba más triste.
Ahora lo voy llevando. Es como que te acostumbras. Empiezo a conocer el dolor de cada cosa. Antes no sabía si el dolor me venía de la artritis o de la artrosis. Yo tenía dolor y punto. Y lo primero que hacía era tomarme algo. Ahora lo que hago es hacer unos ejercicios que tengo para hacer en casa. Hago por levantarme e incorporarme, porque me coge el dolor en la parte de la cadera y la parte lumbar.
Pero la vida sí que me ha cambiado muchísimo. Ahora a ver qué va a ser de mí con el tribunal médico. Después de toda la vida trabajando y ahora ves que no puedes hacer lo que hacías se lleva mal. La persona que ha estado activa siempre… me ha costado mucho esa parte.
A las personas que estén como yo, al principio tienen que tener paciencia y confianza en los médicos o asociaciones como OAFI. Yo lo recomiendo mucho porque te ayudan mucho. No solo porque te den una pastilla, también anímicamente.
Sobre todo es eso, paciencia y mucha confianza en la gente que te puede ayudar.
Ponerte a hablar con personas que tienen lo mismo que tú o parecido ayuda muchísimo.
Vas aprendiendo a llevarlo.
Escuchar bien a los médicos que te llevan y hacer lo que te dicen porque funciona. Y buscar las asociaciones que trabajan sobre la artritis. Buscar consejos, hablar con quien está padeciendo algo parecido te da esperanza, y también con los que estudian estas enfermedades, que algún día lo podamos llevar mejor.
En mi día a día, lo que hago es irme a dormir cada día a las once y me levanto siempre a las ocho y media. Mi marido y mi hijo se van a trabajar y me quedo sola. Voy haciendo las cosas, no como antes, a mi ritmo. Y me voy a andar. Cuando vuelvo ya es la hora de comer. Y a la tarde hago por ir a buscar a mi nieto al colegio o voy a hacer natación, que también me gusta. Es lo que mejor que me ha ido. El taichi también ayuda mucho, pero a mí me ayuda mucho más la natación.
Si me levanto, depende de cómo me vea y lo que tenga que hacer, ya no lo hago porque veo que no voy a poder. Lo que no quiero es hacerlo para hacerme daño. Al principio, como no sabía lo que tenía, me esforzaba por hacerlo y me hacía daño yo misma. Sin darme cuenta me hacía una fisura porque me forzaba demasiado.
Afrontó el día teniendo ilusión por todo lo que me rodea y pensado en todo lo bueno que todavía me puede dar la vida en la cual yo tengo que ser positiva para poder tener más fuerza.