Olga Díaz
Olga Díaz
Mi nombre es Olga Díaz, y mi historia empieza el 29 de marzo de 2017.
Estaba en casa con mis dos niñas de 3 y 5 años y al cambiarme para ponerme el pijama me vi dos morados en el pecho. Al tocarme tenía dos bultos enormes, enseguida llamé a mi marido que no estaba en casa y no pude evitar llorar angustiada; no me había dado ningún golpe. Al día siguiente me atendió de urgencias un ginecólogo y me envió inmediatamente a hacer una ecografía. La cara del radiólogo era para llorar, que es lo que hice, dos biopsias, resonancia: diagnóstico cáncer de mama. No lo podía entender, tenía una mamografía correcta de hacía 5 meses y no se veía nada. Ya fué un jarro de agua fría el diagnóstico, pero luego al hacer el TAC descubrieron una pequeña lesión en el hígado que era una metástasis.
Con 41 años debuté con cáncer de mama metastásico, estadio IV, incurable. Se me vino todo abajo. Afortunadamente pude entrar en un ensayo que a día de hoy me sigue funcionando, voy por el ciclo 22. La gente muchas veces se sorprende porque no estoy ni operada ni nunca me han dado quimio. Si no lo digo, nadie se creería lo que llevo encima.
Desde el primer momento pensé en mi familia, sobretodo en mis hijas y, por ellas, decidí que no podía tirar la toalla sino seguir adelante con fuerza, esperanza y mucho positivismo. Tampoco se me pasó por la cabeza porque a mi, ni estuve enfadada, ni pensé si había hecho algo mal, simplemente me dije a mi misma: me ha tocado a mi, como a muchas más mujeres que están en mi misma situación, esto es la vida y hay que aceptarlo.
Los primeros seis meses estuve trabajando, pero el tratamiento me daba tal cansancio que, con el trabajo y las niñas, no podía. Así que después de estar un año de baja, en la cita del tribunal médico, ya me propusieron la incapacidad absoluta y ahora puedo dedicar las mañanas a cuidarme mucho y esto me ayuda a encontrarme mejor y sobrellevar los efectos secundarios. Y luego por las tardes puedo dedicarme a mis hijas, con tiempo y con calidad de vida, sin tanto cansancio.
Ahora mismo no pido ya una cura de la enfermedad, con quedarme como estoy ya me conformo. Solo deseo poder ver crecer a mis hijas, y disfrutar de la vida con mi marido y todos los que me rodean y que me quieren.
A veces en casa, los amigos etc., intentan ayudar y es de agradecer pero, si no se está viviendo esta enfermedad en primera persona, es difícil ser del todo comprendida. Por eso, a través de la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico, estoy conociendo a mujeres maravillosas que me ayudan a sobrellevar la enfermedad y entre nosotras nos podemos desahogar y nos entendemos porque estamos viviendo la misma situación. Nuestro lema es más investigación para más vida.
Y el mío es: nadie gana siempre. Si puedes levantarte después de una derrota devastadora y vuelves a intentarlo, algún día serás una campeona (Wilma Rudolph).
Hay que seguir adelante, puedes derrumbarte un día, pero a la mañana siguiente has de volver a renacer para poder seguir VIVIENDO.