Nuria Lorenzo
Nuria Lorenzo
Mi nombre es Nuria, murciana de nacimiento y tengo 39 años. Soy mamá de 2 niños, un niño de 4 añitos y una niña de 2. Tengo pareja, el padre de mis hijos, un hombre sano, trabajador y buena persona donde las hayan. Actualmente trabajo en un centro para la deshabituación a las sustancias. Soy exadicta a la cocaína. Llevo 2 años abstinente. Mi familia es humilde, trabajadora y hay muy buena estructura familiar. Vivo con mi pareja y mis hijos en un pueblecito, en medio de la huerta, tranquilo y encantador.
Mi primer contacto con las sustancias comienza a los 17 años, al principio solo las tomaba para salir de fiesta los fines de semana y poco a poco y por otras circunstancias, comencé a consumir solo cocaína, a veces acompañada de alcohol.
Llegó un momento en que esta sustancia se fue adueñando de mi vida y de todo lo q giraba en torno a mí. Comencé a mentir, manipular, a perder trabajos, mis amigos ya no querían salir ni quedar conmigo…entonces empecé a aislarme, consumía sola y bastante a menudo. Mi familia se enteró, porque ya consumía en todas partes.
Empecé a asistir a tratamientos ambulatorios, pero a mí no me funcionaron. Me recomendaron que probara una clase de yoga y me encantó. Tanto que hice el curso y soy instructora de yoga y meditación. Con este nuevo estilo de vida me calmaba, reducía la ansiedad y el estrés, y logré reducir muchísimo los consumos. Pero tampoco era suficiente.
Ya no sabía que hacer, ni a quien recurrir, me sentía desmotivada, frustrada, triste, perdida. Llegué a tener pensamientos de suicidio porque yo no quería vivir así, y no sabía cómo pararlo!!
Y un día 7 de febrero del año 2012, me enteré de que estaba embarazada. La noticia la viví por una parte, con muchísima ilusión porque era mi primer hijo y por otra parte, llegó de una forma tan repentina e inesperada que viví una fase como si fuese una especie de “imposición”. Tuve que empezar a intentar centrar mi vida ; tuve que dejar mis “vicios” de forma radical; tuve que hacerme a la idea rápidamente de cómo iba cambiando mi cuerpo de forma vertiginosa (engordé 23 kg), además de una serie de factores y circunstancias de forma añadida que hacían que emocionalmente me ahogara.
Le conté a la matrona lo que me sucedía y me derivó a la unidad Fetal de Salud Medioambiental de la Arrixaca en Murcia y allí Juan Antonio Ortega y todo su equipo, en especial Miguel, hicieron y siguen haciendo una labor extraordinaria con las mamás embarazadas adictas a cualquier sustancia tóxica. Mi pareja y yo íbamos cada semana o cada quince días y Miguel me hacía controles de orina, charlábamos respecto a cualquier preocupación que nos surgía, nos motivó, nos enseñó muchas cosas respecto al alcohol y las drogas en el embarazo, nos reforzó como pareja, como padres y, dejamos el tabaco y todas las sustancias.
En general llevé un buen embarazo y di a luz un niño precioso y perfectamente sano. Pero siempre me quedó la espinita de no haber disfrutado mi embarazo plenamente ya que la mitad del tiempo lo pasaba más pendiente de estar bien para adecuarme a la nueva situación y no hacer daño a mi bebé, que viviendo la belleza del proceso del embarazo en sí. A los 23 meses de dar a luz a mi niño, me quedé embarazada de nuevo. También fue supervisada por Miguel. Este segundo embarazo lo viví un poco más consciente y feliz, aunque con muchos días difíciles. La niña, al igual q su hermano, es una niña sana y divina.
Pero aunque los embarazos habían ido bien, tenía mucho miedo de volver a consumir, así que un 7 de mayo de 2015 decidí ingresar en un centro.
¿Qué me hizo tomar esa decisión? Mis hijos. Estuve 4 meses en Neurocultura Salud. Allí, aunque fue duro tener que dejar a mis hijos, a mi familia y a mi pareja, por fin obtuve respuestas. Me dieron herramientas para saber enfrentar mi enfermedad. Desarrollamos una enfermedad crónica, por cuestiones genéticas, sociales, ambientales, que nos hacen más vulnerables a las sustancias y me enseñaron un nuevo estilo de vida, saludable, honesto y volví a tener motivación por la vida. También aprendí a identificar y modificar conductas adictivas, tarea nada fácil pero muy importante para no volver atrás.
Ha sido una de las mejores decisiones de mi vida.
Cuando salí hice el curso de Terapeuta Matrix, y a día de hoy trabajo como educadora en el mismo centro donde hice mi proceso, ayudando a gente que está pasando por donde yo pasé. Es lo más motivador y gratificante que he hecho nunca.
Ahora mismo me encuentro abstinente ya 2 años y afronto el día a día de forma normal pero siempre sin bajar la guardia. Trabajo con muchas herramientas para no tener ningún “desliz” y cuanto menos una recaída. Me pongo metas a corto plazo para intentar que no aparezca la frustración, es decir, trabajo en el HOY, en el AQUÍ Y AHORA. Me considero una persona con mucha fuerza porque me he caído muchas veces y me he levantado y he luchado por tener una vida digna, saludable y poder cuidar de mis hijos que son los más importante para mi, dado que si su madre no está bien, ellos tampoco lo estarán. Son mi gran amarre. No me gusta dar consejos, pero si a alguien le sirve mi experiencia, les diría, lo primero que si ven que tienen problemas con cualquier tipo de sustancia, pidan ayuda urgentemente y sobre todo que busquen motivaciones en su vida. Para mi es fundamental estar motivada y va muy unido a la abstinencia. Sin motivación, somos “carne de cañón”. A partir de eso, cambiar el estilo de vida, de forma radical, en la medida que se pueda, evitar compañías y lugares tóxicos, conductas adictivas, etc… de modo que nos volvamos a reeducar, a reinventar.