Mercedes
Mercedes
Me llamo Mercedes, nací en Avilés, tengo 55 años y llevo 33 viviendo en Oviedo.
Me llamo Mercedes, nací en Avilés, tengo 55 años y llevo 33 viviendo en Oviedo.
Hasta los 45 años mi vida fue como la de la mayoría de la gente: momentos buenos, regulares y malos; fáciles y difíciles, pero desde que tengo uso de razón, mis padres me enseñaron con su ejemplo, a encarar la vida y sus circunstancias. Soy sociable, me gusta la gente, y ayudar siempre que puedo. ¡Porque compartir, es amar!.
El mejor regalo que me hicieron mis padres fue darme dos hermanos mellizos.
Mi familia ha sido, es y será el pilar de mi vida. Por ellos lo doy todo.
Pero... El 22 de diciembre de 2011, después de cuatro meses visitando con mucha frecuencia el hospital porque estaba muy cansada, le ponen nombre y apellidos a mi enfermedad: Smd (síndrome mielodisplásico), cáncer en la médula ósea en cuarto grado. La primera persona que atendió mi caso, al pasar de la privada a la publica me dijo que tenía una enfermedad muy grave, y me preguntó si tenía hermanos y como me llevaba con ellos; le dije que tenía dos y éramos una piña.
Me contestó que necesitaría de ellos para seguir viviendo y si no había compatibilidad entre nuestras médulas óseas entraría en la Fundación Redmo internacional Josep Carreras.
Ese día, por el rostro de mi madre y el mío iba bajando una lágrima, silenciosa pero llena de dolor; mamá me dijo, hija no te preocupes, verás que todo saldrá bien.
Cuando a los pocos días empieza a llevar mi caso la Doctora Teresa Bernal , me lo dejó muy claro todo; primera vez que se nombraba la palabra cáncer, y ya hablamos de la fecha del tipaje (analítica general que nos harían a los tres hermanos para poder saber la compatibilidad).
Creo que menos yo todos sabían que era cáncer, a veces el optimismo no te permite ver la realidad; en ese momento se paró mi vida. No me lo podía creer.
Ese día lloré varias horas pero ese mismo día mi madre, mis hermanos y yo decidimos también cómo íbamos a vivir a partir de ese momento.
Cuando yo le pregunté a la Doctora si tenía futuro, me dijo que no lo sabía. Si aparecía una médula compatible podía seguir viviendo pero si no aparecía... te preparan la maleta y te vas. Mi hermano Pedro me dijo: «Merce, no llores, nos han dicho que si aparece una médula te puedes salvar, vamos a agarrarnos a eso». Imaginad lo Importante que es para no decaer en ese momento estar con una persona a quien adoras y te anima. Aunque seguro su alma estaba tan rota como la mía.
Ese mediodía en casa los cuatro decidimos luchar, seguir, con alegría, porque mientras hay vida hay esperanza.
Cuando nos dijeron la fecha del tipaje fuimos los tres juntos y cuando salimos del hospital mis hermanos decían, ojalá sea yo, los dos le querían devolver la vida a su hermana. En unos días me llama la Dra. Bernal a casa y me dice: Merce, tengo una bomba!... ella estaba feliz, su voz lo delataba. Y le digo : ¿Tengo una médula?... y me contesta, no Merce, ¡tienes dos!.
Los médicos finalmente eligieron a Pedro y llevo trasplantada desde el 27 de junio de 2012.
Cuando mi amiga Isabel me habló del proyecto de Kurere, www.kurere.org y a los pocos días conocí a José Enrique, su promotor conjuntamente con Juan Osoro, tuve claro que quería estar dentro de este gran proyecto.
Si con mi testimonio podía ayudar a una sola persona, para mí era suficiente.
A los cuatro meses del trasplante empezaron a dolerme muchísimo los ojos. Mis corneas estaban llenas de úlceras, la eich enfermedad de injerto contra huésped empezaba a atacar.
Después de recorrer varias clínicas, por fin en una podían ayudarme. Ese mismo día entré en quirófano.
Cuando la Dra. Lourdes tremendamente desolada me comunica en una revisión rutinaria que había vuelto el cáncer (tres o cuatro días antes habían aparecido unos hematomas en mis piernas), yo no podía hablar, solo temblar.
El 7 de mayo de 2015, después de pasar ingresada 5 semanas en Huca para poner el tratamiento previo de quimioterapia, me hicieron el segundo trasplante, también en Salamanca. Todo había ido bien.
De nuevo pasé dos años que aunque con varias complicaciones pero bastante buenos, se volvía a normalizar la vida.
Y vuelves a verte delante de tú Dra. En este caso la Dra. Bernal, a la cual se le notaba muy afectada, recibiendo la noticia que el cáncer había vuelto.
Es difícil de explicar lo que sentí y el sufrimiento de todas las personas que estaban viviendo todo esto junto a mí. Duro (mucho), difícil volver a empezar (muchísimo).
Dios mío que fuerza era la que me estaba manteniendo, pues estaba claro que era el amor.
Esta tercera vez fue todo mucho más complicado, mi cuerpo ya había pasado por muchas vivencias muy duras.
Pues otras cinco semanas de semiaislamiento.
Actualmente vivo con una enfermedad pulmonar muy dura, con un problema ocular, sequedad severa, y otra serie de problemas que después de las tres veces que apareció el cáncer se fueron quedando en mi cuerpo, y limitan mucho mi vida, debido a la eich, pero doy muchas gracias a Dios porque tengo la fuerza mental suficiente para no tirar la toalla; hay que trabajar mucho la mente y buscar alternativas para encontrarle de nuevo el sentido a la vida, porque yo necesito seguir ayudando y haciendo el bien, para sentirme Feliz.
No he dejado de sonreír, de agradecer.Es curioso que en 10 años de enfermedad he seguido cultivando amistades, he conocido personas maravillosas que pasan o han pasado por el cáncer, estoy en un grupo de mujeres “súper modelos”, que anualmente hacemos un desfile, con ropa de baño, de la tienda de lencería mas bonita de Oviedo, lencería Berta. Todas las que desfilamos somos afectadas de cáncer; me han ayudado mucho a recobrar ilusiones, tenemos nuestro propio club de encuentro semanal donde lloramos, reímos, bailamos… en definitiva “vivimos”.La gente que ha pasado y pasa tanto dolor te entiende sin hablar.
He tenido la suerte de que la vida me esta devolviendo de alguna manera los frutos que yo he sembrado.
Y por supuesto, no he perdido, la capacidad de amar y ser feliz.