María
María
Hola, soy María, tengo 60 años y quiero contaros mi experiencia por si os sirve de ayuda.
Hace justo un año mi vida cambió radicalmente en diez minutos. Salí del trabajo como todos los días para comer en casa, fui al baño y, en ese momento, fui consciente de que había salido mi "rectocele". Cuando volví al trabajo media hora después me di cuenta de que ya nada volvería a ser igual.
Por supuesto, este tipo de cosas no ocurren porque sí, 23 años antes sufrí un desgarro, usaron fórceps y luego no recibí los consejos para una adecuada recuperación. En ese momento yo estaba tan involucrada en la cría de mi bebé que pensé que lo que me pasaba debía ser normal.
Nadie me recomendó hacer ejercicios después del parto ni me explicó que debía trabajar mi suelo pélvico. Este tipo de rehabilitación, gracias a Dios, la conoce bastante gente hoy en día, pero creo que aun así, se debería dar mucha más importancia a la educación en este tema.
Pasados unos años empecé con incontinencia urinaria y estuve yendo a sesiones de fisioterapia, pero a pesar de ser constante, los resultados no mostraban gran progreso, seguramente fue porque empecé demasiado tarde.
Después de esto, tuvieron que operarme dos veces de quistes y miomas uterinos. Finalmente necesité una histerectomía y luego vinieron una operación de hernia crural y una hemorroidectomía.
Aunque no eran operaciones muy graves, a los 45 años mi cavidad abdominal y pélvica ya llevaba cinco operaciones más dos partos.
Luego, a lo largo de este último año, me han intervenido dos veces: una resección anterior del recto y rectopexia y una eventrorrafía y reparación esfinteriana.
En el postoperatorio pasé por momentos muy duros porque, aunque el cirujano fue optimista respecto a mi recuperación, yo no veía que las operaciones hubieran solucionado mi problema de incontinencia anal.
He seguido trabajando mi suelo pélvico haciendo rehabilitación e incluso Pilates, pensando que la mejoría se notaría a largo plazo, pero no ha sido así.
Llevo un año sin poder trabajar, por cierto, trabajo con adolescentes, eso es algo que me preocupa porque no sé si podré volver a hacerlo.
Pero un día, hace unos dos meses, recibí una llamada de mi médico de familia y me habló de que existía la Asociación ASIA, Asociación para la Incontinencia Anal, y un buen equipo de coloproctología en el Hospital de la Princesa de Madrid. Después de hablar con Angels y Maite de ASIA, y con el doctor, he vuelto a tener esperanza; me han hablado de dos posibles soluciones y ahora estoy en lista de espera para la neuromodulación y para probar un nuevo sistema de Irrigación transanal, espero que sea pronto. Pero estoy ilusionada pensando que si estas técnicas han funcionado para otras personas ¿por qué no van a funcionar conmigo?
Gracias ASIA, Angels y Maite por vuestra información, consejos y ánimos, y también al equipo de proctología.
Me habéis devuelto la esperanza.