Mª Luisa Romero
(Persona que cuida)
Mª Luisa Romero
Me llamo Marisa tengo 54 años y soy la mujer de Tomás, enfermo alcohólico con demencia alcohólica, demencia cardiovascular y síndrome de korsakoff.
Empezaré diciendo que me casé muy joven. Tenía 15 años, estaba embarazada de mi hijo y veía la vida de un modo distinto al de ahora. Tenía muchas ilusiones y sueños y, creí que todo iba a salir bien. Me tenía que adaptar a un lugar nuevo donde vivir mi embarazo y las dificultades económicas. Nació mi hijo y empecé a darme cuenta que siempre estaba sola.
Por aquella época todavía nos reíamos juntos, pero también discutíamos. La mayoría de las discusiones siempre coincidían con los días de cobro y había estado en el bar. Él pagaba las deudas de su hermana, que también consumía. El dinero se terminaba y yo tenía que pedir a mis padres o a la vecina para comprar el pan. Empezaron las discusiones, los gritos, los golpes, incluso la policía se presentó en mi casa porque los vecinos le había llamado.
Al poco tiempo me quedé embarazada de mi segunda hija, todo marchaba mal pero no sabía bien que pasaba. Me marché a casa de mis padres y un día de los que vino como siempre hasta arriba, le dio igual donde me hubiese ido y, como siempre, fue a por mí. Tal era su estado, que me dio una patada con toda su fuerza en la tripa. A mis padres eso no se les olvidará. Tenía mi hija 2 meses cuando un día fue a pegarme mientras le daba el pecho. Un día el miedo me hizo coger a mis dos hijos de madrugada. No había nadie, solo acompañada por la soledad y la tristeza.
Un día tuvo un pequeño accidente y nos mandaron a FACOMA, la federación de asociaciones de alcohólicos de Madrid, donde nos atendió un psicólogo. Mi marido tomaba una medicación y hubo una temporada de paz, pero nadie me advirtió que podría tirarlo y lo rellenaba de agua .
Yo sabía que su dependencia le creaba problemas en el trabajo pero no sabía hasta que punto. Después de faltar al trabajo en distintas ocasiones y consumiendo, un día llego a casa un burofax, le despedían por acudir bebido al trabajo .
Empezamos en A.R.I., la asociación de alcohólicos rehabilitados de Illescas. Él consumía a escondidas hasta que le pillé. Tras mucho esfuerzo, me di cuenta de que algo no iba bien, estaba muy extraño, no hablaba. Yo insistí para que le mandaran al neurólogo. Decidí pagar un centro, pero se marchó. Nos fuimos a buscarle, llevaba 3 días desaparecido volvimos a la UCA y ante mi insistencia le mandaron a otro centro. Le ingresaron y le hicieron unas pruebas. Creó muchos problemas hasta el punto decir que se iba a suicidar.Le trajimos a casa, le reajustaron la medicación y los resultados de las pruebas sacaron a la luz que sufría demencia alcohólica, demencia cardiovascular y sindrome de Korsacoff. Después de tantos años de lucha con el alcohol, ahora tengo que luchar con otra enfermedad que con el tiempo es más cruel. Pero hay que seguir para de adelante .
Para terminar, mi gran ayuda han sido mis padres y mi hija. Ellos y A.R.I. han sido mi apoyo, los únicos que me entendían como me sentía. Tengo que gradecerles por llorar conmigo ,por hacerme reír y por no haberme juzgado nunca. Todas las historias reales el final a veces no sale como desearíamos pero seguimos en la lucha, ahora contra otra enfermedad.
GRACIAS .
Vivo cada día. Intento quedarme con todas las cosas buenas que tengo: Mis hijos, mis nietos, mi trabajo, mis padres, compañeros y amigos y, lo más importante, tengo un lugar donde encuentro apoyo y ayuda. Tengo días más complicados pero en A.R.I tengo mi lugar, no estoy sola, no siento miedo, soy una mujer fuerte y aprendo cada día de la vida. Y lo más GRANDE ME SIENTO RESPETADA Y HOY PUEDO DECIR QUE HE RECUPERADO MI DIGNIDAD, LA QUE EL ALCOHOL ME ARRANCÓ.