Intentaré contaros como ha sido la vida de mi hija y la mía al lado de una persona que ha consumido durante 29 años.

Con 16 años conocí a Paco, un buen chico, nos hicimos novios durante 5 años, sin ningún problema, él no bebía por entonces  y la vida en aquellos años con él fue muy bonita. Siempre queríamos estar juntos con 20 años y con 22 decidimos casarnos. Teníamos muchos planes de futuro. Pero al poco tiempo, Paco cambió y empezaron las discusiones, las peleas, los maltratos, el principal problema el "ALCOHOL".

A los tres años nació nuestra única hija, un regalo, una niña deseada; pero para Paco lo importante en aquellos días era "BEBER". Bebía por alegrías, bebía por penas, seguimos adelante con nuestra hija, y yo con la venda en los ojos, pensando que cambiaría. Pero cada vez íbamos a peor. Dejaba trampas de dinero por todo los sitios y se buscaba las mañas para seguir bebiendo, un "DESASTRE ". Cuando operaron a nuestra hija de los oídos se presentó en casa como un animal. Sentí impotencia. No sabía qué hacer ni dónde acudir con el problema.

Paco tuvo varios trabajos en farmacias, cuando le conocían le echaban. El alcohol hacia acto de presencia y llegamos a perder todo, hasta el piso, por no poder pagarlo. Nos fuimos a la calle, con una mano adelante y otra atrás .

Mi hija tenía  mucho miedo, sentía vergüenza. No era una niña feliz. Era muy pequeña y creció toda su infancia y adolescencia  con muchos sentimientos encontrados. Yo no me rendía, desesperada me dio por mirar por Internet y vi una asociación en Illescas "AARIF". Fui con mucho miedo. En cuanto les conté mi historia, me entendieron. Mi hija y yo necesitábamos ayuda y empezamos a asistir a terapias y todo empezó a cambiar, trabajando día a día, para vivir esa vida llena de ilusiones que al principio se truncaron .