Luis Miguel Márquez
Luis Miguel Márquez
Nací en Andújar en la provincia de Jaén, el uno de julio de 1954, en una familia de clase media. La primera vez que probé el alcohol fue con seis años en navidad, mi madre se había ido a la plaza y cogí una botella de anís dulce, fue la primera cogorza de mi vida, evidentemente acabé en urgencias.
Con catorce años ingresé en una institución religiosa Hermanos Obreros de María (Granada), y estuve cinco años de religioso, allí se bebía poco y tampoco fumaba. Cuando empecé a tomar más contacto con el alcohol fué cuando ingresé como voluntario en la brigada paracaidista. Allí fue el bautizo de mi carrera alcohólica, probé anfetaminas, porros y demás, pero lo que más me enganchó fue el alcohol. A raíz de ahí iba bebiendo de forma relativamente moderada, pillaba algunas cogorzas pero no era un consumo fuerte. Me casé muy joven cuando estaba haciendo la mili, la relación no era la adecuada y no me llenaba mucho, trabajaba en Santana Motor, tenía actividades fuera del ámbito familiar y de ahí poco a poco me fui refugiando en el alcohol. Era bebedor de fin de semana pero fue aumentando más y me empecé a dar cuenta de que no sabía parar, nunca era el momento oportuno y no tenía esa decisión para decir… “ya no bebo más”. Me refugiaba en mis miedos, en mi soledad y en muchas cosas. Aquel año, en Semana Santa, cogí mi tienda de campaña y me fui a la Sierra de Cazorla, solo, a meditar, quería poner orden en mi vida, tenía que hacer algo, no sabía el qué, pero tenía que hacer algo. Al llegar a Linares mi mujer me planteó la separación, automáticamente la acepté. A raíz de ahí, fue curioso, porque a los diez días de la separación me puse a tratamiento. Fue su hermano, mi excuñado, que me llamó y me dijo… “Luismi, tú no eres así”, me hizo reflexionar y darme cuenta de que era el alcohol el que me transformaba y me dominaba. Un sábado por la mañana de un 19 de abril de 1997 vino conmigo a una asociación y a partir de ahí empecé mi vida como yo era, ese chaval jovial, alegre, deportista y extrovertido. Durante el tratamiento también me sentí apoyado en el ámbito laboral por mi jefe en la fábrica, sabían mi problemática y me apoyaron, por eso creo que es muy importante decirlo y reconocerlo desde el principio porque es la manera de que los demás te puedan ayudar.
Venía del movimiento asociativo, había sido presidente de la AMPA del colegio de mis hijos, presidente de un centro juvenil de los Salesianos de Don Bosco de Linares y presidente del club baloncesto de Linares. En el año 1998 decidi fundar una nueva asociación, la Asociación Libres de Adicciones Castulo ALAC. Decidimos darle un carácter más abierto, más sencillo, más terapéutico, más serio, con información veraz de lo que es el alcohol y posteriormente de todas las adicciones.
Este año vamos a cumplir veinte y dos años de esta asociación que ha cambiado mi vida y que me ha permitido ayudar a muchos compañeros, dándoles acogida, coordinando terapias y ayudando a sus familiares. Todo esto lo hago gracias a que estoy jubilado y tengo más tiempo que nadie. La satisfacción personal es muy grande, se refleja por ejemplo en la sonrisa de un niño al ver a sus padres que están bien. Siempre adelante con alegría, después de todo lo que hemos sufrido en la vida luego viene la luz, la calma, el sentirse feliz contigo mismo y el quererse porque para querer a los demás primero te tienes que querer tú.
Voy a cumplir ahora 66 años, dejé el alcohol cuando tenía 43 años y hace doce años también dejé el tabaco porque veía que no era totalmente libre, me seguía atando una adicción y no era bueno ni para mí ni para mi salud. Ahora me siento totalmente libre, no me siento atado a ninguna adicción que es lo que procuro inculcar a otras personas. El Dr. Francesc Freixa, uno de los primeros expertos españoles en alcohol y otras adicciones, decía que ponía tratamiento a las personas pero que se morían, pero no se le morían por beber alcohol, sino por el tabaco. Eso se me quedó grabado y pensé… “no voy a ser uno de ellos”.
Es muy importante poner en una balanza tus sentimientos, tus sensaciones, es decir, darte cuenta de como te encuentras ahora mismo y como te encontrabas antes. Hazlo por ti, tú eres lo primero, seas adicto o familiar.