Lucia Gallego
Lucia Gallego
Me llamo Lucia Gallego, soy hija de Francisco Gallego enfermo alcohólico en rehabilitación
La verdad es que mi padre comenzó a beber en exceso tras la muerte de mi abuelo. Mi padre siempre ha bebido, pero nunca pensé que se le pudiera ir tanto de las manos. Pasó de ser un hombre bueno, simpático, y gracioso a ser muy serio. Cuando bebía cambiaba totalmente era serio, repetitivo y se enfadaba sin motivos.
Mi madre y yo somos las que hemos sufrido cada día situaciones muy duras como cuando un día mi madre le dijo que tendrían que separarse. Ese día fue para mí de los peores de mi vida.
Se marchó de casa y nos llamó por teléfono. Le dijo a mi madre: Pasa el teléfono a mi hija, quiero que escuche come me atropella el tren. Estoy en la vía... En ese momento, lo único que escuchaba era el sonido del tren.
Empecé a chillar, me empezaron a flojear las piernas, incluso me caí al suelo llorando. No podía ser, la mierda del alcohol iba a destruir a toda mi familia. Es inexplicable todo lo que sentí.
Ese día fue el peor de mi vida y espero que nunca vuelva a pasar algo parecido.
Como esta situación hubo muchas otras. Yo no comprendía porqué mi padre nos hacía esas cosas. Muchas noches le pedía a Dios que mi padre dejara de beber.
Un día de los que mi padre no había bebido, o había bebido menos, nos fuimos a comprar. Él se fue a "aparcar", cuando salimos nos estaba esperando y estaba llamando por teléfono.
Mi madre y yo nos quedamos asombradas cuando le escuchamos hablar. Estaba llamando a una asociación para dejar de beber. Ese día fue inolvidable.
Este es tan solo un resumen de nuestra vida (en la que está implicada mi pareja, mi madre y mi familia). Desde esa llamada mi padre empezó a asistir a terapias en una asociación en ARI ILLESCAS .
Con ayuda de estas personas y, la ayuda de Cristina, la psicóloga de la asociación, nos pusimos en tratamiento, asistiendo a las terapias tanto él como nosotros como familiares. El rumbo de nuestra vida cambió. ¡Hoy sí me siento feliz!
Estoy orgullosa de mis padres, gracias a ellos la vida me sonríe y soy feliz. Ahora soy madre de una niña preciosa, con mi compañero de viaje, Sergio. Me considero una mujer fuerte y luchadora. Todas esas lágrimas de dolor, mis miedos, mis preocupaciones, son hoy mi mayor fuerza porque son parte de mi vida, una vida que hoy es plenamente FELIZ .