Mi diagnóstico llega a los 22 años cuando me encontraba muy estable emocionalmente y muy contenta con mi vida en general. Llena de dolores y muy deprimida y no tenía ni un solo motivo para sentirme así.

Estaba enamorada, compartíamos piso y una ilusión muy grande por la que sentirme plena, con lo cual, no entendía nada, lloraba sin motivo y me quedaba en la cama sin poder moverme. Cuándo el reumatólogo me diagnostica la enfermedad fue un duro golpe ya que lejos de curarme "mañana", era crónico, me quedé helada y me sumí en una gran depresión.

Mi pareja intentaba ayudarme y me llevó a un viaje, el cual, me prometí que no me iba a afectar en nada la fibromialgia. Pero dentro de ser positiva luchadora y tener un gran espíritu de fortaleza, me afectaba más de lo que esperaba y me suponia más sufrimiento del que le demostraba al mundo.

Me dieron todos los tratamientos específicos todos los que te puedas imaginar, y nada me hacía sentir bien, he luchado contra mí, he luchado contra el mundo, contra las lágrimas, contra médicos, psiquiatras y contra mi dichosa fibromialgia...y lo único que he conseguido a sido la frustración.

Un día llegué a abrazarla, ya que me separó de muchas cosas a las que quería, trabajos, amigos, actividades, y la acepté como lo que era, una condición que no podía ser más que eso, y no podía impedir más mi vida. Y de repente, entre mi aceptacion y mis ganas, tuve el accidente de tráfico, nada grave, pero lleno de complicaciones para un cuerpo que ya estaba siendo de aceptación difícil.

A raíz de ahí pruebas de nuevo, análisis, especialistas, y mil cosas más. Me vieron, en una resonancia, una masa de 4,5cm en un ovario, me mandaron al ginecólogo y ahí empezó  mi nueva pesadilla, endometriosis. Me vuelvo a sentir muy triste muy limitada confundida y sin muchas ganas de nada.