Julio Cardero
Julio Cardero
Me llamo Julio Cardero, soy natural de Burgos y vivo desde hace más de 20 años en Logroño, La Rioja. Empecé mi adicción tarde, teniendo verdaderos problemas entre los treinta y treintaisiete años. Nunca se sabe muy bien los motivos, pero el desencadenante fue el dejar mi trabajo habitual para montar con unos socios una empresa , aunque el consumo ya venía de antes.
Empecé a consumir a los 28 años y me hice alcohólico muy rápidamente, a los siete años ya era adicto y dependiente. Ya en mi trabajo habitual, el consumo era diario, me levantaba pronto para consumir y me acostaba tarde, no podía aguantar en la cama mucho tiempo, no estaba a gusto. A mi familia le decía que iba a trabajar, sí que iba, pero me entretenía una hora mínimo en los bares a tomar como se llamaba en Castilla un “chico y chica”. Me tomaba uno o dos y después iba a trabajar. A mitad de mañana me tomaba dos o tres cervezas, o vinos, también cuando salía a comer, comía rápido para marcharme a tomar el café y después más cervezas, cubatas, etc., etc. Cuando me marché de esa empresa y empecé como participe en una empresa nueva pensaba que estando fuera de mi lugar habitual de residencia iba a cambiar y lo iba a controlar pero fue todo lo contrario. Estuve seis meses solo, yendo a casa los fines de semana. El tiempo de la comida eran dos horas, yo comía en menos de una hora, el resto del tiempo lo dedicaba a tomar algo, gin tonic, cubata o lo que fuera y así continué y continué durante siete u ocho años. En los primeros años casi llevo a la ruina a la empresa, hacía de comercial y había días que no veía a ningún cliente y otros días en malas condiciones. En la nueva empresa, mis socios me dieron varios ultimátum.
Estuve ingresado en un hospital de salud mental en La Rioja, durante quince días pero no aprendí, volví otra vez a consumir, alternaba consumo con tiempos de abstinencia, estuve así durante ocho años, la vez que más estuve de abstinencia fue de un año y quince días (al año deje la pastilla y a los quince días empecé a beber). Cuando realmente vino el problema es cuando me di cuenta que no lo podía parar, mi familia me decía que lo dejara, pero cualquier atisbo de ayuda se convertía en mi peor enemigo porque no quería dejarlo, o si quería pero no podía. Procuraba racionalizar mi consumo para que en casa, mi familia, no notara nada, y así durante mucho tiempo. Cuando estaba sin consumir seguía yendo a las terapias de la asociación.
En la asociación me encontré a gente que tenía exactamente el mismo problema que yo, había personas con las cuales me identificaba muchísimo porque eran más o menos de mi edad, también había gente mayor buenísima, y todos me decían lo mismo, sabiendo que les engañaba, me aguantaban y me aguantaban. La ayuda que me daban se producía escuchando sus experiencias que me hacían comprender que ese no era el camino y que tenía que cambiar y aun no haciendo caso ellos persistían, me echaban alguna bronca cuando recaía, pero volvía con las orejas gachas pero deseando volver y volver a empezar otra vez .
Sabía perfectamente y lo sigo sabiendo, que sin la asociación no iba a dejar de beber. Yo solo lo había intentado muchas veces y no lo había conseguido. Hasta que una vez después de una temporada que había consumido, ya derrotado y vencido me dije que ya no iba a pelear más, me tomaría la medicación (disulfiram), el tiempo que fuera y que no iba a pelar más. Estaba tan cansado de tantas peleas y tantas derrotas que ya no tenía fuerzas para volver otra vez a intentar dejarlo.
Así fue como lo dejé, estuve con la pastilla hasta que me cambió el chip. De eso, hace ya, hoy nueve de marzo, dieciocho años.
En mi caso el dejarlo, fue que llegó mi momento, pero mi momento no fue el día que dejé de beber, no fue cuestión de que te tocan con una varita mágica y cambias el chip, fue fruto de todo el tiempo anterior, de un entrenamiento, un trabajo y una mentalización. El hecho de tomarme la pastilla de forma sistemática hasta que un día te das cuenta que se te olvida y no tienes ganas de beber, y se te olvida otros día y lo mismo y así poco a poco fue como empecé a dejar de beber sin luchar para beber.
Por muy mal que se pase nunca, se va a pasar como antes.
Es muy importante ir a una asociación y dejarse llevar y pensar en todo lo mal que se pasa para no volverlo a pasar.
Me acuerdo del alcohol todos los días y varias veces al día. Tenemos que acordarnos del alcohol, que ahí está, pero que no viene a ti si tú no vas a por él.
Ahora estoy a punto de jubilarme y tengo más cosas que hacer que cuando estoy trabajando, muchas cosas previstas y pensadas y ahora ya no me planteo el día a día como una lucha sin beber. Siempre me he refugiado en el trabajo en hacer algo, ya fuera de ocio, de mi empresa, fuera lo que fuera, aunque no sirviera para nada, pero tenía que estar siempre entretenido en algo. Me gusta leer, la fotografía, mi gran afición es la mecánica, de profesión soy maestro industrial mecánico. Ahora que estoy a punto de jubilarme estoy rehabilitando coches antiguos de los sesenta y setenta y ahí es donde escapo del alcohol y de todo eso.