José Antonio Saz
José Antonio Saz
Me llamo José Antonio Saz, vivo en Zaragoza, tengo 57 años y tengo diabetes desde los siete años. Para mí, la enfermedad no ha supuesto mayores problemas, hice todo el bachiller, sexto, reválida y COU interno en Calatayud, porque en mi pueblo no había forma de estudiar.
Empecé a estudiar la carrera de medicina en Zaragoza, estudié dos años en un colegio mayor, tres o cuatro años en un piso de estudiantes, me casé, y tengo dos hijos. La diabetes no me ha supuesto mayores problemas, siempre con la necesidad de cuidarte y preocuparte por ella.
Me acuerdo perfectamente del momento del diagnóstico, estabamos en un coro, tuve una suerte inmensa, porque en aquella época la diabetes no era muy conocida, era septiembre y en aquel momento en el pueblo, un médico jóven que terminaba su carrera aquel verano, estaba haciendo una suplencia de un curso de análisis clínicos en Calatayud, el mismo me extrajo sangre para el análisis, se llevó la muestra y enseguida le dijo a mi madre que parecía que era diabetes. Me ingresaron rápidamente con un coma diabético en el hospital, me acuerdo perfectamente. Estuve 35 días en el hospital.
Me dieron de alta en el hospital y luego me hicieron volver en Navidad, lo recuerdo porque recibimos la visita de los Reyes Magos, estuve otros 15 días, luego me dieron lo que se puede llamar el alta definitiva y estuve ocho o diez meses sin ningún tipo de revisión. El veterinario del pueblo le comentó a mi madre que en Madrid había un hospital, el Instituto de Diabetología de la Cruz Roja Española que solamente atendía a personas con diabetes, mi madre se volcó en que yo recibiera tratamiento allí, íbamos cada vez que tenía vacaciones en el colegio, navidad, semana santa y verano, hacía tres revisiones al año. Recuerdo una anécdota cuando fuimos al hospital, me dijeron que tenía que hacer la comida pesada, es decir pesar la comida, mi madre hizo calamares en su tinta, que me encantan, me pasé comiendo y me dijo..., "es que son muy pesados", me dije... "¡Huy que bien, comida pesada y encima calmares!".
La diabetes para mí no supuso un gran cambio, seguía haciendo mi vida normal con mis amigos y participaba en las actividades del pueblo como cualquiera. Había temporadas que íbamos a jugar al futbol a la Seda, otras las pasábamos en los barrancos, hacía lo mismo que hacían todos los demás.
En aquella época, el cura que llevaba el futbol en el colegio, no era muy partidario de que jugara en el equipo, recuerdo que un poco por narices yo quería jugar y jugué de extremo, hasta que me cansé de recibir patadas y quise jugar de portero. Salvo estos pequeños detalles, no recuerdo haber tenido algún problema provocado por mi enfermedad. Nadie me excluyó nunca, salvo aquella pequeña dificultad que planteó el cura,nadie me excluyó nunca y tampoco le daba yo mayor importancia a la enfermedad.
Cuando empezamos a ir a Madrid, mi madre me asoció en una asociación y cuando acabé la carrera me asocié aquí en Zaragoza, al poco tiempo empecé a colaborar, como estudiaba medicina y era la época en que salieron los primeros glucómetros, se creó un servicio de análisis y como estudiante de medicina era mi responsabilidad, mi colaboración inicial que luego se fue ampliando con la colaboración en campamentos. Al finalizar mis estudios, se me dio la oportunidad de crear la asesoría médica en la asociación, con lo cual, puedo decir que he vivido y sigo viviendo a día de hoy de lo que inicialmente hacía con carácter voluntario. He hecho lo que realmente me ha gustado y he querido. Llevo en la asociación desde el año 1978.
Estar en la asociación es algo muy gratificante, el hecho de poder ayudar a gente que te plantea dudas o problemas muy similares a los que yo tuve en su momento y a los que mi madre tenía. Cuando viene el padre o la madre de una niña con diabetes, veo reflejada a mi madre en esas personas, para mí es muy importante.
Soy capaz de ayudarles porque los estoy entendiendo, porque lo he vivido en casa. También, durante muchos años he ido a un montón de campamentos, pasando por todos los escalafones, que es algo que me encanta.
Quiero decir una frase que me dijo en su día el presidente de la asociación de Zaragoza, "la diabetes es para ocuparse no para preocuparse". Lo importante es que seamos conscientes de que haciendo las cosas como hay que hacerlas, que tampoco son unas cosas extaordinarias, la vida con diabetes puede ser igual de placentera y de bonita que sin ella. Yo llevo 50 años viviendo con ella y esa frase la recuerdo muchas veces. Cuando yo empecé, pensar en un glucómetro era una utopía, recuerdo los primeros autoanálisis que hacía que eran de orina. En todos estos años no he tenido ninguna repercusión provocada por la diabetes. Puedo decir que se puede llevar una vida totalmente normal, yo me casé y tengo dos hijos.
Creo que he hecho en esta vida con diabetes, lo mismo que sino la hubiera tenido.
Me gustaría que las administraciones sanitarias fueran un poco más receptivas a las demandas, porque en general, lo colectivos y en el caso de las personas con diabetes, no pedimos las cosas porque nos gusten, sino porqe realmente consideramos que es lo mejor para nosotros. Tienen que ser un poco más permeables, quien sabe de las necesidades es el que vive con las enfermedades el día a día.
Soy un enamorado del tema asociativo, soy el responsable de la Federación de Asocicaciones para la Diabetes de Aragón y secretario de la Federación Española de Diabetes, porque entiendo que es importante estar ahí. Recuerdo cuando tuvimos que demandar las tiras reactivas de glucemia, estábamos en una situación parecida a lo que pasa ahora con los sensores. Los políticos y los responsables de las administraciones sanitarias no se levantarán un día y dirán... "mira que bien, voy a ser un buen chico y les voy a dar a las personas con diabetes los sensores", no, tenemos que ir a pelearlo, ser conscientes de lo que tenemos que demandar tiene que ser en colectivo, juntos, en bloque y todos unidos. Esa frase tan manida de que "la unión hace la fuerza" es verdad.
La diabetes avanza muy deprisa pero los recursos sanitarios van mucho más lentos, cada vez hay más personas con diabetes y más medios de control pero los recursos de la administración van mucho más lentos. De alguna manera tenemos que ir empujando, cuantos más seamos estirando antes podremos conseguir los objetivos.