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Javier Falque, Alzhéimer, Madrid, España.

Alzhéimer

"Tocándonos las manos, mirándonos y escuchando nos expresábamos nuestro amor"

Javier Falque

(Persona que cuida)

Javier Falque

Imagen de perfil de Javier Falque, Alzhéimer, Madrid, España

Mi madre estuvo enferma de Alzheimer 8 años. He tratado de convertir ese duro trance de la vida en algo positivo para todos, por eso he inaugurado en su honor y en el de todos los enfermos de alzheimer una exposición llamada Recuerdos Borrados, donde trato de reflexionar de forma persona sobre mi experiencia con la enfermedad de Alzheimer a través de 14 obras al óleo. Con ellas quiero dignificar, superar el estigma de la demencia, poner cara y dar voz a las personas que padecen la ausencia, la tristeza, la soledad y el olvido de la enfermedad de Alzheimer.

La enfermedad supuso para mí, lo mismo que para todos los familiares de personas diagnosticadas, un tsunami.

Me atrevo a decir, que la gente de a pie, sabíamos muy poco de lo que tenía detrás la enfermedad de Alzheimer, sabíamos que era largo, complejo y duro, pero no sabíamos cuánto, yo lo reafirmo haciendo esta reflexión personal

El Alzheimer, como he querido expresar en las pinturas que he hecho es un dolor contradictorio y difícil de encajar. Es la ausencia, la tristeza, la soledad y el vacío, pero también desde mi punto de vista la aceptación y el “buenismo” con el que reflejan las obras esta enfermedad a través del color y los sentimientos.

Para superar la experiencia y la pérdida de mi madre, escribirle una carta de despedida me ayudó a pasar el trago:


"MI PRINCESA. Desde tu olvido en ese cada vez más angosto castillo de tu vida, iluminado por miles de bombillas que se van apagando poco a poco, no eres consciente de que las luces languidecen y te acostumbras a la penumbra progresiva sin recordar que las paredes de ese tu castillo estuvieron un día iluminadas.

Mi princesa, olvidaste las llaves de tu morada, de tu feudo y el nombre de tus gentes, te olvidaste de tu mundo, te olvidaste de amar y de ti misma. Eres como una niña, cada vez más pequeña, y que necesita cada vez más atención, más cuidados, y más amor, por eso no eres mi reina sino mi princesa. Luchas entre las tinieblas de tu mente en el caos de tu memoria, es una condena sin fin por un crimen que nos has cometido.

El Alzheimer es un dolor contradictorio y difícil de encajar. Es la ausencia, la tristeza, la soledad y el vacío, pero también la impotencia y la rabia que siento al tenerte a mi lado y no poderte agradecer la paz y la serenidad que siento todos los días al visitarte y al estar a tu lado. Solo quiero decirte hoy y desde este homenaje, aunque por tu enfermedad no lo sepas, no lo recuerdes, que te quiero mi princesa."

"El #Alzheimer no ha podido con los sentimientos de mi madre porque su alma dio alas a su mente"

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