Entrenaba diariamente 3 horas, gym, atletismo y natación, y también en la academia de Guardia civil. El día que fuimos a Baeza, a la jura de bandera, mi cuerpo empezó a morir sin frenos. Durante 3 meses de no encontrar lo que me ocurría, pasé de orinarme encima a quedarme paralítico. Había días que no podía ni respirar y días que conducía mi coche.

Ya en febrero ingresado, solo, a base de pruebas y visitas a especialistas, me detectaron una grave herniacion medular, con una aplasia, e incrustación de la médula en dorsal 5, y afectando a D5 D6 D7 D8 L5 Sacro 1. También me detectaron un síndrome degenerativo genético (Síndrome de Klinelferter ). Lo crudo fue entrar andando y salir paralítico...

Pero, por raro que parezca, cuando fui a Toledo, empecé a tener ganas de vivir,  a querer trabajar, a estudiar y a volver al deporte. Lo que peor llevaba y llevo, son los más de 20 kilos que engordé en 2 meses. Ya llevo un año y no se van.

Tras un esfuerzo atroz, con muchas lágrimas, con la sensación de verme solo y sin ganas de vivir, llegué a pensar que si otros han podido, ¡¡ porque no iba yo a poder!!

Y este es el que volvió un mes después a Toledo con las muletas todos los días.