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Francisco Martín Consuegra, Adicción y toxicomanía, Ciudad Real, España.

Adicción y toxicomanía

"Si tu cambias, todo cambia"

Francisco Martín Consuegra

(Persona que cuida)

Francisco Martín Consuegra

Imagen de perfil de Francisco Martín Consuegra, Adicción y toxicomanía, Ciudad Real, España

Soy Francisco Martín, tengo 41 años, soy de Ciudad Real, de un pueblo que se llama Daimiel, hace cuatro años conocí a Alberto, mi pareja, con la que vivo actualmente, un chico más joven que yo, amante de la naturaleza y de los animales. Desde los 14 años tiene epilepsia.

Al principio de nuestra relación todo era estupendo, yo no trabajaba, tenía mucho tiempo para estar con él, estar en casa y estar juntos. Yo estoy divorciado, estuve casado con una mujer durante años, tuve que dejar toda mi vida atrás, tuve que empezar de cero en todos los niveles, en el aspecto personal, primero contándomelo yo y luego a todo el mundo, cuál era mi condición sexual. Dejé mi casa y todo lo que había hecho durante muchísimos años para empezar de cero, cambiar de casa, de vida, de amigos, prácticamente mi vida entera. Al principio todo eran miradas y comentarios indiscretos pero luego se normalizó la cosa y no hubo más problema.

Empecé a trabajar, Alberto tenía una pensión, mi trabajo me requería estar mucho tiempo fuera de casa, viajando y él se encargaba de hacer las tareas de casa. Con el tiempo, poco a poco, me fui dando cuenta que la casa no estaba limpia, no estaba atendida, que en casa no se hacía nada, el dinero se gastaba muy deprisa, cada vez estábamos haciendo un agujero económicamente mayor, yo no lo entendía, hasta que un día me dijo que había consumido. 

Día tras día, mes a mes, me fui dando cuenta que tenía una persona enferma con dos enfermedades, una, la epilepsia y la otra, la adicción a la cocaína y a la marihuana. Yo pensaba que no consumía, alguna vez esporádicamente se fumaba un canutillo, pero descubrí que realmente estaba enganchado, muy enganchado, no era mucha cantidad pero era a diario.

Me senté con él y le dije..., "tenemos dos opciones, la fácil que es que me marche, se acabe nuestra relación y ya está, y la difícil, que a la larga compensará, que es la de ayudarte, que te cures y estar a tu lado,  si por tu parte quieres salir adelante". Me dijo que sí quería, pero todo eran solo promesas, lo que no consumía lo compensaba con medicamentos, su hermano lo vio un día en muy mal estado, yo en casa no tenía una pareja, tenía un ser vivo, o medio vivo, nadie con quién conversar, tenía una carga emocional y psicológica añadida muy grande. Así seguimos hasta que se sucedieron hechos importantes, le dieron unas fuerte crisis epilépticas, su familia ya estaba al corriente de lo que le pasaba y él se sentía muy mal por eso, intentaba luchar y salir con todas sus fuerzas, pero no había manera, estaba enganchado, era un enfermo, estuvimos así un año.

Conmigo las cosas ya estaban muy tensas, su familia estaba muy cansada, él se daba cuenta de que nos estaba haciendo mucho daño a mí y a su familia. Tuvo que tomar las riendas de su vida, fue él que tomo la decisión voluntariamente, porque ya habíamos hablado hace tiempo del tema de la asociación y de la rehabilitación pero, no podía más con su conciencia y llamó a la asociación y fue a hacer la entrevista. 

Hemos sufrido mucho, ves a una persona con una enfermedad neuronal, grave como es la epilepsia que tiene, y con los daños que le podía causar la cocaína y la marihuana en su cerebro. Algunas noches, las pasaba en vela observando si respiraba porque pensaba que en cualquier momento podía dejar de respirar. 

Aparte, en estos dos años, como dije antes, me tocó enfrentarme a un cambio total en mi vida y le detectaron una enfermedad grave a mi madre, un cáncer de estómago en estadio 5 con metástasis en los huesos, murió hace dos años. La carga emocional que he vivido en este tiempo ha sido muy, muy grande. Veía que tenía que enfrentarme a demasiadas cosas.  A finales de marzo de este año, tuve que dejar el trabajo por una depresión, no podía tirar ya más, desde entonces estoy de baja, intentando recuperarme porque ha sido mucho lo vivido y muy duro. Mi vitalidad me daba fuerzas, soy un amante de la vida, creo que es un regalo y que somos unos privilegiados por poder estar aquí y no podemos malgastarlo y desperdiciarlo. No es justo tratar tan mal a la vida como hacemos muchas veces. 

No tenía más remedio que luchar, lo quería mucho y se merecía que estuviera a su lado y que tuviéramos que luchar, aunque muchas veces quise tirar la toalla en todos los sentidos, mandarlo todo a hacer puñetas, incluso, pensé en el suicidio. 

Al principio, en la asociación, tuvo muchas recaídas, seguía consumiendo hasta que un día que tuvimos que salir a buscarle sus padres y yo por todo el pueblo, desesperadamente, imaginábamos que le podría haber dado una crisis, un desmayo en mitad del campo, cualquier cosa. Lo encontramos y tuvimos un enfrentamiento con sus compañías, él en ese momento descubrió que nos estaba haciendo mucho daño y que no podía seguir así y desde abril de este año está sin consumir hasta el día de hoy. 

A las terapias le acompañamos su madre y yo. En la asociación, al oír las historias de otras personas, se empezó a dar cuenta de la enfermedad y del alcance que tenía, empezó a ser consciente de lo que le pasaba. Asumir que era un enfermo y a comportarse como tal. 

"No hay que rendirse"

Foto de la historia de salud de Francisco Martín Consuegra, Adicción y toxicomanía, Ciudad Real, España

Lo más fácil en esta enfermedad es rendirse, tirar la toalla, no hay que rendirse, hay que tratar con disciplina y con cariño a una persona que requiere de nosotros más que nunca, no es justo que si sufre este tipo de enfermedad la tratemos con más desprecio o con menos miramientos que otra enfermedad. Es una enfermedad como otra cualquiera. 

Hay que estar cerca y buscar la forma para que el enfermo no busque alguna cosa para justificarse delante del mundo, sino que busque el objetivo, real, de curarse de verdad. Cuando me refiero a justificarse, me refiero a la sustitución de unas substancias por otras en forma de medicamentos. 

Nuestra vida ha cambiado radicalmente. No tiene nada que ver la vida que teníamos antes y la de ahora. Totalmente diferente. Es una persona con la que puedo hablar, reír, llorar, disfrutar de momentos, que me ayuda, me hace sonreir, a la que necesito y con la que puedo contar. 

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