Felisa Sosa
Felisa Sosa
Con 40 me diagnosticaron fibromialgia, pero según los médicos y las sensaciones que he tenido llevo con ella desde pequeña, pero de aquellas no había diagnóstico.
Era una niña enferma pero sin diagnóstico. Tenía pérdidas de conocimiento, producidas por la opresión de los músculos en la parte de atrás del cerebro. Me hicieron muchas pruebas pero no encontraron nada. Estaba siempre muy cansada, no podía jugar porque me cansaba mucho y no había tratamiento porque no se sabía lo que me pasaba.
Ahora es una enfermedad reconocida y sobre la que se hace investigación y podemos decir que no es una enfermedad imaginaria.
La fibromialgia aún es una enfermedad bastante desconocida para muchos médicos y pacientes. No todos los pacientes que están cansados y sienten dolor tienen fibromialgia, queda mucho por avanzar en investigación.
Yo he llegado a asumir las limitaciones de mi enfermedad y a parar cuando no puedo hacer alguna cosa, me ha costado mucho esfuerzo pero lo he conseguido o medio conseguido, porque a veces me dicen mis familiares que no del todo.
Es una enfermedad muy incomprendida, por los familiares, por los amigos…, se pierden muchas amistades, sobre todo por no salir por culpa de la enfermedad, te llaman para salir una vez y otra y otra, y si no puedes, al final se cansan. No sabes si mañana te encontrarás bien y puedes salir a dar un paseo, entonces no quedas con nadie.
Las parejas de las mujeres con fibromailgia generalmente no entienden las consecuencias de la enfermedad, tengo compañeras en las que ha habido hasta separaciones a raíz de la enfermedad.
Algunas veces por el temor a que no te crean que tu incapacidad puede ser total, quieres demostrar cosas que a lo mejor no puedes hacer y te pones en una situación tan nerviosa que necesitas calmarte con tratamiento.
Fui durante siete años presidenta de la Asociación de Fibromialgia de Utrera Arco de la Villa hasta que lo dejé por temas familiares, ya no me compensaba, además la asociación ya estaba encaminada y era bueno que la cogieran otras personas. Me costó trabajo porque me gustaba ayudar a las personas, era muy gratificante, y tenía mucha ayuda, yo sola y además enferma no la habría podido llevar nunca.
La superación es fundamental, superar la enfermedad, superar los problemas, nunca dejar de intentarlo. Querer hacer la cosas y seguir para adelante, en mi caso, ser feliz al lado de mi familia.
Tengo dos hijos divinos Mónica y Juan Jesús y una nieta que me ha cambiado la vida, era una ilusión que tenía desde siempre, es una nieta preciosa que me quita los dolores y me quita todo.
Testimonio cedido por Cairys, psicología y bienestar.