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Eva Requena, Síndrome compartimental y Fiebre reumática, Barcelona, España.

Síndrome compartimental y Fiebre reumática

"El Silencio Poblado del Ser"

Eva Requena

Eva Requena

Imagen de perfil de Eva Requena, Síndrome compartimental y Fiebre reumática, Barcelona, España

Soy una persona enamorada de la vida. Mi formación académica se centra en el mundo de la música, pero muchas personas me consideran una artista multidisciplinar. Hasta 2017 era cantante de ópera y directora de orquesta, y llevaba a cabo proyectos culturales y artísticos. En la actualidad estudio un máster en la UOC de gestión cultural, mi TFM es un proyecto para mejorar las curas y rehumanizar los espacios de salud a través del arte. Tengo una discapacidad reconocida de un 60%, con limitaciones de movilidad, en la actualidad tengo marcha acompañada (utilizo silla de ruedas) y dificultades médicas que estamos atravesando, seguimos en la lucha.

Soy Eva Requena, el 6 de Abril de 2017 en cinco segundos me cambió la vida: en el curso de una analítica, poniendo un cateterismo que debía ir en una vena, se rompió la arteria braquial y tuve una hemorragia interna. Una iatrogenia hospitalaria que puso mi vida patas para arriba. Hice un síndrome compartimental derivado de la hemorragia que no fue liberado, con consecuencias nefastas para la práctica de mi profesión y para mi vida. Aún no he recibido ninguna compensación económica por ello. A postres, a la hemorragia se unió un bicho streptococos betahemolítico, que provocó una fiebre reumática y otras enfermedades autoinmunes, secuelas, etc.

Estuve un año desde 2017-2018 degenerando, buscando diagnóstico, esperando pruebas... Sabíamos que mi brazo andaba muy mal y algo estaba pasando con mi cuerpo, pero estábamos perdidos en la maraña del sistema de salud precarizado. Realizaba las rehabilitaciones en el hospital donde había sucedido el incidente, curas muy precarizadas y espacios infrafinanciados, tiempo limitadísimo, y listas de espera. Ahora entiendo por qué nos llaman pacientes.

Mi estado se iba deteriorando, las pruebas nunca llegaban, empecé a no poder leer, sentía pitos en los oídos, dificultad para mantenerme de pie, un cansancio horrible, mareos, febrícula, dolor en el lado izquierdo, empecé a vivir en una cama y en una ambulancia que me llevaba a las rehabilitaciones. Mi estado era muy precario; al llegar del hospital no podía hacer más que dormir y esperar que llegara alguien a casa para ir al wc. Me quedé además sin recursos económicos. Pasé a la lista de personas que viven con la renta garantida -eso tardo en llegar, así que Cáritas nos ayudaba-. De golpe aparecieron unas manchas en el lado izquierdo que no se curaban, tenía taquicardias enormes en sedestación, en la cama, al mínimo esfuerzo, donde había sufrido la hemorragia había un deterioro físico y falta de fuerza, calor muy intenso,... hasta que esas manchas colonizaron todo mi cuerpo, se convirtió en eritema marginado, temblores, altralgias... Ingresé grave en el Hospital del Pilar y allí obtuvimos respuestas. Infección sistémica y fiebre reumática. En la actualidad recibo tratamiento y sigo con la rehabilitación en casa, pues ahora los hospitales mejor ni pisarlos. Tengo controles con cardiología, medicina interna, vasculares, traumas y neuros... Pero trato que la vida de hospital no ocupe toda mi vida.

Cuando empezaron a pincharme la peniciliina en el hospital, pude sentir a las 48h como los pitos de la cabeza se iban, a pesar de que no podía moverme, me duchaban en la cama y a trozos, porque mi situación no permitía más... empecé a sentir que estaba recuperando terreno, tenía ganas de seguir adelante y me alié con la imaginación. Cuando no podía más trasladaba mi cuerpo a un espacio verde fresco y respiraba todo aquello como podía. La zozobra interna era enorme, estuve dos meses y tres semanas en ingreso. A eso luego se añadieron en 2018-2019 más ingresos largos. La lucha fue tremenda, pero pronto apareció nunca mejor dicho la palabra.

Siempre había leído ensayo y poesía, en ese momento pasé de cantante, directora, compositora y músico a poesitor. Durante el ingreso y en los meses anteriores, me venían frases, que parecían flechas y sentía la necesidad de decirlas, por suerte había una persona conmigo que las escribía. En el hospital estando muy mal, la necesidad de dejar algo, me impulsó a escribir a través de las manos de mi acompañante. De esa experiencia de ese silencio que estaba lleno de todo. Surgió un año más tarde la publicación del libro "El Silencio Poblado del Ser" (editorial ArsViva 2019). Definitiva la poesía nos ha servido cómo terapia. El Ser en aquellos días utilizaba mi cuerpo para tomar la palabra. Fui un canal por donde la cosa se colaba. Ahora siempre digo que todo está en el aire, pendiente de realizarse.

En la actualidad estoy tratando de conseguir un dispositivo de movilidad estamos realizando una campaña en gofundme y con la venta de mi libro estamos día a día más cerca de conseguir (hemos conseguido el dispositivo Smartdrive y la empresa permobil nos ha suministrado una silla acorde con el motor/GRACIAS (2022). El TFM fue valorado con una matrícula de honor (2022). El proyecto SanArte está en fase de prototipado y sigo formándome, estoy estudiando un grado en la Facultad de Salud (2023). También sigo tratando de ganar autonomía personal. Creo en la fuerza de las personas, en la autenticidad, la honestidad y siento muy profundo que el amor es aquello que lo teje todo y por lo cuál la vida tiene sentido, ese hilo donde me agarré fuerte, también sé que no sabemos cuándo nos vamos... Por eso cada día agradezco mi vida y la vivo bien fuerte. Compartida esa abundancia se multiplica. 1+1 es siempre Uno más grande.

"La vida es un milagro, abrázala y vívela. La vida duele, pero más duele no vivirla"

Foto de la historia de salud de Eva Requena, Síndrome compartimental y Fiebre reumática, Barcelona, España

Soy como una especie de equilibrista, pero feliz de hacer equilibrio. Me agarro con uñas y dientes a la vida. Aun estoy en un proceso de la enfermedad temprano, recibo tratamiento y estoy luchando, es una adaptación continua. Me viene a la cabeza la canción "Cambia todo cambia" de Mercedes Sousa, pues ese cambio ahora es una vorágine, donde estoy consiguiendo vivir. Hasta hace poco solo podía sobrevivir, mi estado físico no permitía nada más, ¡Ya es algo!

Aprendiendo a convivir con un grado de incerteza que a veces es enorme, tanto que duele, pero también me catapulta a un lugar donde contemplo la vida y la disfruto, a pesar de estar atravesando limitaciones grandes y aun sin poder hacer muchas cosas que me encantan, y sabiendo que otras tantas ya no las haré... pero reconociendo el valor intrínseco del hecho de estar con vida. La capacidad de compartir y amar la enfermedad no me la ha quitado. Doy gracias por ello.

La curiosidad, la imaginación, la creatividad, aprender... están siendo motores de vida, la lectura un bálsamo para mí en estos momentos... En el espacio online, y las redes sociales donde comparto parte de las experiencias que voy viviendo así como consejos me sirven en el día a día, son cómo mi ventana al mundo, mientras la calle aun aparece con cuenta gotas.

Me estoy reconstruyendo y todo esto que explico me ayuda a tener visibilidad, rompe con el aislamiento que ha supuesto mi patología y mi situación personal. Convivo con un bicho que nunca descansa ni sé cuando me va hacer una jugada, pero mis células también están aprendiendo y cada vez son más hábiles y mi Ser tiene ganas de vivir.

Espero que mis ganas de vivir siempre venzan, vivo cada momento como la conquista dei tiempo, con fe y esperanzas, pero sin esperar. Ahora no sumo y amontono días, ahora vivo mi tiempo. No postergo nada de lo que ya puedo hacer. Cuando tengo que llorar lloro, pero cuando tengo que reír lo hago a espuertas.

La fragilidad es un estado que pocos quieren a travesar, pero todos estamos condenados hacerlo. Por eso sentirse frágiles y expresarlo es de valientes. ¡Soy una sobreviviente! Relamerse las heridas a veces es necesario, pero hay que procurar que ese tiempo dure poco y pasar a la acción. Me gustaría que mi experiencia sirva a otras personas, pero sobretodo que el trabajo que vengo realizando acabe siendo un motor de salud para mi comunidad. Que lo que me ha sucedido sirva y tenga un sentido. Será transcendente si ahonda en el amor individual y colectivo y las acciones que de ello se desprendan estén tejidos por la bondad. ¡Porque nada brilla más que la bondad!

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