Tania Sosa Cruz
Tania Sosa Cruz
Esta historia comienza un día cualquiera de febrero del 2015, empieza con unas diarreas, las cuales, tomo como algo pasajero, pero noooooooo, no lo fue, duró 2 años, dos larrrrgos y angustiosos años, en los cuales dejé 27 kilos por el camino (me vino bien, Jajaja) pero todo tuvo sus consecuencias.
Pues bueno, hasta que decido meterme en serio en médicos pasaron unos meses, empiezo a pedir pruebas porque no me parecía normal estar con diarrea constante, se me habían formado unas úlceras en el culete, estaba deshidratada, no podía comer, ni tan siquiera beber agua, a lo cual la respuesta de los médicos era que bueno que me venía bien bajar de peso.
De repente, después del verano de ese año, empiezo a empeorar, con mucho dolor abdominal y fiebre cada día. Me dicen que tengo infección de orina y me mandan antibiótico y casa. No se me pasaba, ni el dolor, ni la fiebre; empeoraba por momentos, hasta que llega una noche que ni duermo y yo le pedía a Dios que me llevara (estaba muy, muy mal). Por la mañana me presento en urgencias y ya de allí no salgo.
Después de varias pruebas y todo el día, me diagnostican una apendicitis gangrenosa, se había podrido todo ahí dentro, me operan de urgencia y salgo adelante (me daban días de vida). Con la idea de que ya acabaría mi tortura me voy a casa, a recuperarme después de unos días, pero no no iba a ser así, seguía mal, con mucho dolor y empezaron a suceder cosas diferentes en mi cuerpo: psoriasis en la piel, uveitis, decaída, dolor abdominal constante, me desmallaba en el baño, me salió una fistula rectovaginal, me salieron heridas en mis partes... Vamos un completo.
Pasa el año 2016 y en septiembre mi familia me paga una colonoscopia (porque por la seguridad social no había manera). Ahí se me diagnostica la enfermedad de crohn y se ve la dichosa fistula, ya contenta porque tenía diagnóstico, si que voy al digestivo del hospital que me toca y empiezan a ponerme tratamiento muy fuerte con corticoides y demás. Pasaron meses para estabilizarme, pero lo consiguieron, después de eso ya vino mi operación de la fistula, por la cual llevo una ileostomía temporal.
También para esa operación hubo mucho tiempo de espera, pruebas y sufrimiento, pero llegó, y ahí sí que cambió mi vida. La fistula rectovaginal hacía que expulsara las heces por la vagina, no podía ir a la playa ni estar mucho tiempo fuera porque lo pasaba fatal.
He recuperado mi vida desde que llevo la bolsa conmigo, salgo, hago deporte, trabajo, voy a la playa, hago senderismo, de todooooooooooo, soy feliz. Es volver a nacer y darte cuenta que hay que vivir a tope. 2015, 2016, 2017 han sido años duros pero también de aprendizaje, lo más importante es que sigo aquí, lo peor de todo lo pasado es mirar a mis hijos y no saber si vas a seguir aquí con ellos, ver lo mal que lo pasaban viéndome sufrir, pero eso queda atrás, estoy fuerte y con ganas.
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