Un mes antes de cumplir los 18 años, ingresé con 450 de glucemia en el hospital, y de un minuto a otro cambió mi vida. Desde el principio me lo tomé bien, y pensé que otra enfermedad sería peor.

Pero claro, estaba en plena juventud, y sinceramente, no siempre he llevado bien mí diabetes. Pasé por un matrimonio fallido, y al año de separarme conocí al que hoy en día es mi marido y volvimos para España para empezar una nueva vida.

Cuando finalmente nos animamos a ser padres, no me quedé embarazada. Después de varios intentos de invitro en Málaga, me dijeron los médicos que eso se debía a mí diabetes. Nos fuimos a vivir a la provincia de Sevilla, y aquí empecé de nuevo con tratamientos, y gracias a un médico catedrático que me puso en buen camino, en junio de 2008 recibí la noticia que la invitro ha sido todo un éxito. Después de 3 semanas voy al pueblo para coger una cita con mi médico de cabecera, pero no llegué. Al entrar al pueblo vino un conductor, que chocó frontalmente conmigo, salí de este coche bastante magullada por todo el cuerpo y con muchos dolores debido a la fuerza del impacto. Gracias a Dios, llevaba el cinturón. Me llevaron al hospital y finalmente a la noche me dieron el alta.

Y en ese momento algo cambió para mí, quería ayudar a personas, que como yo, tienen Diabetes. Finalmente he tenido que dejar aparcado este proyecto un tiempo, porque a los 9 meses del nacimiento de mi primer hijo me quedé otra vez embarazada, sin ayuda de médicos.