Nayda Agosto
Nayda Agosto
Era un domingo a las 7:00 h, a.m., cuando escucho a lo lejos a mi hijo de 12 años, pedirle a Dios una oportunidad de vida. Al llegar a su habitación, lo encuentro en la bañera y me dice “mamá, me quemé”. Yo no comprendía porqué estaba su cuerpo pintado de color azul, así es que busco apresurada a mi esposo y le pido que verifique al niño. Este lo lleva al hospital más cercano, y al yo llegar, lo encuentro en tratamiento intensivo, a punto de ser entubado. Se había quemado con vapor el 50% de su cuerpo al explotar un frasco de pintura en aerosol, con el cual estaba jugando.
Varios días pasamos en el hospital en Puerto Rico, hasta que nos contactaron de un hospital en Boston especializado en niños quemados.
El traslado en ambulancia aérea hacia Estados Unidos era de 30.000 $, los cuales no teníamos disponibles, pero estos ofrecieron pagar el tratamiento y traslado en su totalidad.
Varios meses después regresó a casa en Puerto Rico, y parte de su tratamiento médico de continuidad era no exponerse al sol por un año. Fue un proceso largo y doloroso, era un niño deportista y de repente, nos cambió la vida, sin poder salir a jugar ni practicar su deporte preferido.
Un día de lluvia torrencial, me dice emocionado mientras miraba por la ventana: “mira mamá que día tan hermoso”, era un día nublado lo que significaba que al fin podríamos salir de la casa a pasear. Ese fue el día que aprendí a amar y valorar los días de lluvia, y jamás he vuelto a reprochar por los días lluviosos.
Actualmente mi hijo tiene 19 años de edad, y ayudamos a otras familias que atraviesas quemaduras para que reciban nuestro apoyo durante el proceso de recuperación de sus hijos.
Hace unos meses le dije a mi hijo que ya era tiempo de regresar a Boston a tratarse las cicatrices de sus brazos, que son las únicas marcas visibles que le quedan, a lo que mi hijo me respondió: “mamá, si me borran mis cicatrices, entonces nadie va a creer mi historia”. Entonces en ese momento comprendí, que era hora de salir al mundo a contar nuestra historia, que alguien en el mundo necesita escuchar que sus cicatrices visibles o las del alma, tienen el propósito de ayudar a otros, y así surgió el proyecto llamado The Storytelleres Project PR, o los contadores de historias. Un foro donde se presentan historias y experiencias vividas de inspiración y transformación, narradas en vivo por sus protagonistas, ¡porque todos tenemos una historia que contar, y el mundo necesita escuchar tu historia!
Colaboro con la Fundación A-Mar, donde visito a pacientes quemados dando charlas.
Página de Facebook The Storytelleres Project PR: https://www.facebook.com/Thestorytellersprojectpr/
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