Abigail
Abigail
Mi nombre es Abigail , aún que en redes sociales soy conocida como Lady Ostom. Tengo 26 años y vivo en Cataluña, España. A los 13 años empezaron unos síntomas que tardaron en diagnosticarme tres años. A los 16 años fui diagnosticada con enfermedad de Crohn. Desde los 21 años soy portadora de una colostomía definitiva por la enfermedad. La Ostomía me permitió vivir una vida después de cinco años de dolor crónico. Desde mi última operación doy visibilidad a la enfermedad, a la Ostomía y modifico muñecos para que sean inclusivos. Actualmente llevo dos años de baja médica y estoy a la espera de la incapacidad temporal.
He tenido todos los tratamientos orales, subcutáneos e intravenosos que existen en el mercado médico sanitario español, pero la enfermedad, en mi caso, es algo agresiva, mi cuerpo tiende a acostumbrarse a la medicación. Desde mi diagnóstico, hace 10 años, no he estado nunca en remisión.
He sido sometida a varias operaciones de extracción de intestino grueso, una de las últimas, retirar y crear un nuevo estoma. Este diagnóstico ha causado daños en mis articulaciones, produciendo inflamación ocasional en cualquier articulación, sobre todo en las manos y muñecas. Desde los 21 años llevo una colostomía definitiva.
El primer diagnóstico lo afronté muy mal. Tenía 16 años y pensé que la médica digestiva me estaba asustando con algo llamado Crohn para que perdiera peso. Pero, a medida que fue avanzando en su explicación, todo empezó a volverse extraño. No entendía nada. Deje de escuchar cuando me comentó que la enfermedad no tenía cura, solo tratamiento, entré en una especie de trance, no recuerdo los días posteriores con claridad después de esa visita médica. Una vez pasaron los años entendí mejor que era la enfermedad.
La ayuda psicológica me ha aportado apoyo emocional, aprender a gestionar las emociones, aprender a estar en el presente y no pensar tanto en el pasado o en el futuro.
El apoyo, la compañía y el cuidado de la familia, amigos o pareja, es fundamental para el estado emocional en los malos momentos. A veces. por culpa de la desinformación o ignorancia. tienden a hacernos comentarios o frases innecesarias porque no llegaban entender del todo qué es esta enfermedad y piensan que "son simples dolores de barriga". Por experiencia propia, quien te quiere de verdad, va a informarse, aunque sea un mínimo, para saber por lo que estás pasando. Eso es un gran ejemplo de compresión por parte de nuestros conocidos o familiares.
Fui sometida a 3 operaciones: 1 - Ostomía temporal 2- Ostomía definitiva 3 - Retirada de intestino grueso, retirada de antiguo estoma y crear nuevo estoma.
Llevar una ostomía no es fácil psicológicamente. Pero la primera operación, al ser supuestamente una ostomía temporal, la afronté de una manera positiva. A los pocos meses, está ostomía se convertiría en definitiva. Esa operación y todo el proceso fue muy difícil. Al salir de quirófano y abrir los ojos, lo primero que mire fue la bolsa y, en ese instante, del shock, dejé de hablar durante tres días. Mi pareja y los médicos estaba algo asustados, yo respondía, pero solo con la cabeza, apenas miraba a las personas, siempre digo que mi cuerpo esos días estaba vacío, deje de sentir. No sentía nada, ni dolor, ni tristeza, desconecté. Mi pareja, para alegrarme, me trajo un peluche y me dijo que por favor le regalara una sonrisa y lo hice. Al día siguiente mi suegra me trajo otro peluche, me gustó tanto que sonreí de nuevo y no lo soltaba. Al día siguiente mi pareja me trajo otro peluche y ese día le dije : "gracias, pero que no hace falta que te gastes tanto dinero en peluches o regalos". Después de tres días sin hablar, el consiguió que hablase de nuevo. Lo bueno de mi pareja es que nunca dejó de tratarme diferente durante la enfermedad, durante las operaciones, recuperaciones y los días malos, siempre me vio con los mismos ojos. Eso me ayudó mucho a no creer que era extraña. Mi suegra me trató como siempre, haciéndome bromas, enseñándome sus juegos del móvil, me traía zumos naturales, me ayudaba a ducharme, pero nunca noté en ella pena, si no cariño y sobre todo apoyo emocional y físico. No somos de hablar mucho mi suegra y yo, somos de demostrar nuestro amor con los actos y esos hechos significaron mucho para mí. Me trató como a una hija.
Diez años con la enfermedad y cinco con la colostomía. Ha sido un viaje largo lleno de baches. La bolsa me dio la vida por segunda vez y no hay palabras para expresar lo que ella me devolvió. Volví a reír, a trabajar, a estudiar… Ahora tengo una compañera de vida, una amiga para siempre, la cual me enseña cada día.
Tardé tres años en afrontar mi miedos con la ostomía. A día de hoy, ya son pocos los que me quedan por vencer y en parte es gracias a ella.
Diez años con la enfermedad me ha enseñado muchas cosas. Aprendí a querer mi cuerpo, aprendí que es el amor propio. Crohn me enseñó el lado bueno y malo de la enfermedad.
Claro que hay días malos y esos días si te apetece llorar, gritar, hazlo, desahógate y vuelve con fuerzas para afrontarlo todo de nuevo.
Me enseñó a valorar los momentos pequeñas de la vida, a las personas que me rodean y me quieren. A autoreflexionar y aprender mucho más de mí.
Aprendí a exprimir los días al máximo. La mejor manera de afrontar los malos días o los malos momentos es con humor. Soy algo payasa, así que eso me ayuda a exteriorizar muchos sentimientos o situaciones de una manera cómica. Ver reír a los demás es una sensación increíble.
La música ayuda a poder encontrar esas palabras o incluso melodías que sentimos en nuestros días buenos y malos. La música y el humor son herramientas para curar las heridas del alma, al igual que la pintura, el arte en general, cualquier otra manera de expresarse y sacar al exterior pensamientos y sentimientos, ayuda a sanarte.