A mis 24 años de edad comencé con una serie de problemas visuales, a los cuales no les prestaba atención a medida que fueron avanzando, no podía ver muy bien con mi ojo izquierdo. Miraba las caras como se estiraban, destellos, miraba los objetos con ondas y no lograba leer.

Hasta que un día mi madre decidió llevarme al médico donde me hicieron una serie de estudios y determinaron que tenia ¡la retina desprendida! Me quede anonadada con mi diagnóstico ya que a la edad que tenía desconocía de dicha enfermedad y las consecuencias que tiene al no ser tratada a tiempo.

Me operaron y el reposo fue absoluto; cumplir con el medicamento no era nada fácil ya que tenía horarios estipulados. Despertar cada 2 horas para cumplir gotas y cada 4 horas otro tipo de gotas. El resultado se iba viendo a medida que pasaba el tiempo y mi alegría cada vez crecía inmensamente al saber que no iba a quedar sin ver. ¡No diré que todo fue felicidad! Las emociones se acumulaban y pensaba que ¡qué pasaría si no iba a ver nunca más con ese ojo! Pero seguir al pie de la letra para una recuperación sana y rápida fue lo que me metí a la cabeza y me dije ¡ABIGAIL DEBES DE SER FUERTE!

No diré que no lloré, que no me culpé (ya que mi vida se ha visto involucrada en los deportes). La noticia más dolorosa para mí fue el que el oftalmólogo me dijera ya que me quedaba ABSOLUTAMENTE PROHIBIDO ¡TODO TIPO DE DEPORTES!, ¡MI MUNDO SE VINO ABAJO!, PERO ASÍ ES LA VIDA, ¡A VECES PENSAMOS QUE SON COSAS QUE LE PASAN A CUALQUIERA MENOS A UNO!, PERO, EN ESTA VIDA, ¡ESTAMOS PROPENSOS A QUE NOS SUCEDAN COSAS A CUALQUIER TIPO DE PERSONAS!

Luego, la recuperación fue notoria mejoré y seguí adelante. Al año de mi primera operación, empecé a tener problemas nuevamente de visión, por lo cual, estaba más atenta de dichos problemas y me decidí a ir al médico, el cirujano con el que paso me refirió nuevamente al oftalmólogo porque suponíamos que mi retina se había desprendido nuevamente, me dilataron los dos ojos y ¡BAAAAM!, mi retina del ojo izquierdo el cual fue operado estaba en perfectas condiciones, pero el problema era que en el derecho tenía ¡un agujero macular!

El doctor me explicó que un agujero macular era una degeneración que solamente se ven en personas ya mayores No entendían el porqué a mi ¡si solamente tenía 25 años!

Me sometí a una serie de estudios nuevamente, con mis pensamientos en desorden, no sabía que pensar pero el doctor me decía: ¡HAY QUE OPERARTE YA DE EMERGENCIA! Al tener los estudios, no daban el porqué de mi enfermedad, me operé y los resultados fueron excelentes, reposé el tiempo que se me indicó y comenzé a trabajar al mes, luego de mi segunda operación.

Al momento de trabajar, a la semana, un día, de repente, desperté y miraba un color que no era normal, al transcurso que pasaban las horas, ¡mi visión desapareció! No miraba con mi ojo derecho ¡absolutamente NADA!. Corrí a la emergencia y me refirieron nuevamente al oftalmólogo, quien dilató mis pupilas y me dijo que había que operarme porque tuve un desprendimiento de retina total.

Me sometí nuevamente a una tercera operación, la cual, ya no sabía que pensar, si iba a ver o perdería totalmente la visión, lloré, no mentiré, somos humanos, mi mundo se caía pero tenía a mi familia a la par y a mí repitiéndome ¡Qué debía ser fuerte!

Los resultados buenos se dan con una buena actitud y positivismo. Al pasar el tiempo, ahora en el 2019 a mis 28 años, presenté nuevamente problemas con el ojo derecho nuevamente, el cual, ha sido sometido a 3 operaciones, mi visión ya no es la misma y se me desarrollaron cataratas, ahora que soy más grande y tengo más conciencia, sé cómo controlarme porque hay veces que caigo y me digo el ¿porqué a mí?

Me sometí a mi cuarta operación y me encuentro en recuperación aún, mi vida no es la misma, ni mi condición, a veces mejor, ¡tomó como broma el que tropiezo o choco con algunas cosas!

Pero la verdad que debemos de ser positivos y a pesar de todo aprender a sobrellevar los problemas y seguir indicaciones.